
El mirador del Rei Martí del Palacio Real
El Mirador del Rey Martí es una de las joyas arquitectónicas
que conectan la ciudad con su pasado medieval. Construido entre 1555 y 1570,
esta elegante estructura se eleva desde el Palacio Real Mayor, residencia de
los reyes de la Corona de Aragón como Jaime I, Pedro el Ceremonioso o Martín el
Humano. A pesar de ser posterior a la época de máximo esplendor de la Barcelona
Real, el mirador es un testimonio de la importancia de la ciudad como centro
político y cultural durante la Edad Media. Su construcción obedecía al deseo de
los gobernantes de observar y supervisar la ciudad desde un punto elevado, como
un gesto de poder. Aunque con el tiempo Barcelona perdió su protagonismo
político, la imponente presencia del edificio se mantiene como un símbolo de
esa época de gloria.glòria.

La plaza del Rey
La impronta de la Barcelona real perdura en espacios como la
Plaza del Rey, que era la sede del poder condal y real en la ciudad. Se trata
de una plaza monumental cerrada, rodeada por edificios góticos y renacentistas.
El espacio conserva la disposición rectangular derivada del proyecto de
urbanización que se llevó a cabo durante el reinado de Martín el Humano, en el siglo
XIV, que proponía sustituir el mercado que se realizaba tradicionalmente por
una plaza alargada donde poder celebrar torneos. En ese lugar se reunían los
ciudadanos para escuchar proclamas reales o asistir a celebraciones públicas.

El Palacio Real Mayor
La Barcelona medieval fue un centro político, cultural y de
comercio marítimo de primer orden, y el Palacio Real Mayor era el corazón de
este universo. No sólo era la residencia de los condes de Barcelona y reyes de
Aragón, sino también el lugar desde el que se gestionaban asuntos de estado, se
recibían embajadores y se celebraban grandes ceremonias. Se tiene referencia
escrita del palacio desde el año 1116, y fue llamado así para diferenciarlo del
Palacio Real Menor, que se levantaba junto a la plaza de Sant Miquel, y que fue
derribado en 1847. El palacio se compone básicamente de tres recintos: el Salón
del Tinell, construido por el rey Pedro el Ceremonioso, entre los años 1359 i
1362, la Capilla palaciega de Santa Ágata, construida en el año 1302, y un
jardín con porches y dependencias a su alrededor.

La casa Padellàs y el Palacio del Lugarteniente
Otros edificios notables completan la plaza. El lado sureste contiene la casa Padellàs, sede del Museo de Historia de Barcelona, un casal gótico que fue trasladado desde la calle Mercaders al abrirse la Via Laietana. El lado oeste está ocupado por el renacentista Palacio del Lugarteniente, del siglo XVI. En el subsuelo de la plaza se pueden visitar los más de 1000 m2 de restos romanos. De 1853 a 1935, cuando se descubrieron los restos romanos, había una fuente neogótica diseñada por el arquitecto Francesc Daniel Molina. En este mismo espacio, a su vez, hubo durante muchos años una de las columnas del Templo de Augusto, que hoy se puede visitar en el patio del Centro Excursionista de Cataluña, en la calle del Paradís.
