La Barcelona del vapor

Chimenea de la fábrica de electrolisis del Poblenou (Camí Antic de València, 37), con el Hotel Habitat Sky al fodo

Barcelona, conocida mundialmente por su rica arquitectura modernista y sus vibrantes calles, es también hogar de un legado menos visible pero igualmente significativo: sus chimeneas industriales. Estas estructuras, elevándose sobre el paisaje urbano, no sólo cumplían una función práctica, sino que también se convirtieron en símbolos del progreso y modernidad. La industrialización de Barcelona se inició en el siglo XVIII, con las fábricas textiles, que la convertirían en uno de los centros fabriles más importantes de España. La revolución industrial supuso un cambio radical en la economía y la sociedad. Las fábricas empezaron a poblar el paisaje urbano, y con ellas surgieron las chimeneas, esenciales para la ventilación y el funcionamiento de las calderas de vapor. Con el tiempo, estas estructuras adquirieron una diversidad estilística y reflejaron tanto la funcionalidad como la estética de la época. Algunas de las chimeneas más notables fueron diseñadas con especial cuidado, incorporando elementos decorativos que hoy en día se consideran patrimonio arquitectónico. En Barcelona quedan cerca de setenta, que recuerdan el pasado industrial de la ciudad, pero había más de 300. 

“ Las chimeneas del Poblenou son los nuevos campanarios de la ciudad,
unos que proclaman una era de industria y sudor 
— Eduardo Mendoza 


Un ejemplo destacado es la chimenea de la antigua fábrica textil de Can Batlló, en el barrio de la Bordeta, no lejos de la plaza de Cerdà. Esta fábrica, inaugurada en 1880, operó durante más de un siglo y, finalmente, ha sido parcialmente transformada en un centro cultural y social, con su chimenea como emblema central. La familia Batlló era propietaria de otra fábrica en Les Corts (actualmente la Escuela Industrial) y se había instalado a vivir en el Passeig de Gràcia, en una casa reformada por Antoni Gaudí. Otros ejemplos son la chimenea de la fábrica de panas y terciopelos, del Vapor Vell de Sants, junto a la calle Galileu, propiedad de la familia Güell, que después se trasladaría, por los conflictos laborales, a la colonia Güell, en Santa Coloma de Cervelló, obra también de Gaudí, y especialmente importantes son las del Poblenou. La fábrica textil Can Saladrigas (en la calle Joncar), una harinera (en la calle del Dr. Trueta), una fábrica de electrolisis (en el Camino Antiguo de Valencia) y la del complejo industrial de Can Folch (en la Nueva Icaria), dedicado primero a la destilación de alcoholes y después a hacer harina, quedan como testigo del pasado industrial.del barrio, conocido entonces como el Manchester catalán. 


En Gràcia, como en Sants y el Poblenou, también había un Vapor, del que queda la chimenea, bastante alta, en la calle Siracusa, pero lo que queda de la fábrica no es sólo la chimenea sino también el testimonio de la lucha obrera del siglo XIX, en los nombres de las calles cercanas: Fraternidad, Libertad, Prosperidad... También la compañía eléctrica Riegos y Fuerza del Ebro, se convirtió, en 1919, en el escenario de uno de los principales capítulos del movimiento obrero catalán, la huelga de La Canadiense, que dio origen a la CNT.

Las chimeneas industriales de Barcelona son mucho más que reliquias del pasado; son testigos de una era de transformación y progreso. Su presencia en la ciudad es un recordatorio constante del legado industrial que ayudó a moldear la Barcelona moderna, y su conservación es un tributo a la historia y la identidad de la ciudad. Las chimeneas de ladrillo que se conservan en Barcelona han quedado como el vestigio de la industrialización que vivió la ciudad desde mediados del siglo XIX, con las fábricas en medio de la trama urbana. 

“ Los vapores de Poblenou parecen tragar el pasado y el futuro a la vez,
en un baile de máquinas que no se detienen 
Javier Pérez Andújar


Las tres chimeneas del Poble Sec
La harinera del Poblenou / Can Batlló / el Vapor Vell de Sants / Can Saladrigas

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