El Modernismo, un señal de identidad

Interior de la Casa Sayrach

Los primeros habitantes del Eixample fueron principalmente miembros de la burguesía y de la clase media alta de Barcelona, que buscaban escapar del hacinamiento del casco antiguo y aprovechar las nuevas viviendas más espaciosas y modernas que ofrecía el nuevo barrio. La planificación urbana de Cerdà, que incluía amplias calles, manzanas con patios interiores y mucha luz natural, atraía a quienes podían permitirse el lujo de mudarse a estas nuevas áreas. La consolidación del Eixample como centro burgués a finales del XIX y principios del XX coincidió con la aparición y difusión del Modernismo, de modo que este espacio se convirtió, a lo largo de unas tres décadas, en el máximo exponente de este movimiento, potenciado, además, por la Exposición Universal de 1888 y la Exposición Internacional de 1929. Fascinados per la detallada ornamentación, los motivos vegetales, las líneas curvas y la asimetría y el colorismo del nuevo movimiento arquitectónico, los burgueses barceloneses competían en refinamiento estético a la hora de construir sus viviendas, que se han convertido en algunos de los edificios más emblemáticos de Barcelona. 

“ Cada fachada modernista es como un poema de piedra y hierro,
una metáfora visual de la libertad creativa 
— Montserrat Roig

 La Casa Amatller y la Casa Batlló, situadas en el paseo de Gràcia de Barcelona

Los primeros ejemplos los tenemos en las tres viviendas más originales de "la manzana de la Discordia" ubicada en el Pasro de Gràcia. Son la casa Batlló (1904-1906), construida por Gaudí; la casa León Morera (1905), de Lluís Domènech i Montaner, considerada por algunos como una de las más modernistas del mundo, y la casa Amatller (1898-1900), inspirada en las viviendas de los Países Bajos y diseñada por Josep Puig i Cadafalch. Hay otros muchos edificios por toda la ciudad, que son parada obligada para aquellos que quieren conocer en profundidad el movimiento. 


La Casa Vicens

La Casa Vicens, diseñada por Antoni Gaudí, es una de las primeras obras del modernismo catalán y marca el inicio de su carrera arquitectónica. Construida entre 1883 y 1885 en el barrio de Gracia, combina influencias orientales y elementos naturales con decoraciones de cerámica y hierro forjado. Aunque menos conocida que otras obras de Gaudí, destaca por su exuberancia y colores vivos. Originalmente una residencia privada, actualmente es un museo que ofrece una visión de la creatividad del arquitecto en sus inicios.



El Palacio Güell, inaugurado en 1890 en la calle Nou de la Rambla, 3-5, es fruto del encargo que le hace Eusebi Güell a Antoni Gaudí, tras conocerlo en la Exposición Universal de París de 1878. El industrial catalán le encargó la construcción de una vivienda en La Rambla. Gaudí diseñó una fachada sobria y sin color, alejada del concepto que usaría en la Casa Vicens o la Batlló. Sin embargo, lo más interesante se encuentra en el diseño interior y en las chimeneas de la azotea. En ellas aplicaría el quebradizo, la técnica que le convertiría en el padre del modernismo catalán. 


Construida por Josep Puig i Cadafalch en 1905, la Casa de les Punxes (Casa Terrades) es un edificio que recuerda un castillo medieval con seis torres puntiagudas. Situada en la Avenida Diagonal, esta obra modernista destaca por su combinación de funcionalidad y simbolismo. El mayor número de edificios modernistas los encontraremos en la zona más privilegiada del Eixample, el Cuadrado de Oro, espacio delimitado por la calle Aribau y el paseo de Sant Joan, las rondas de Sant Pere, Sant Pau y Universitat y la avenida Diagonal. El Cuadrado de Oro está considerado como un museo al aire libre del Modernismo, y uno de los espacios urbanos más singulares dentro del contexto europeo y mundial. 


Construida en 1911 por Salvador Valeri i Pupurull, la Casa Comalat se encuentra en la Diagonal y es una de las obras más atrevidas del modernismo. Con una fachada principal simétrica y decoraciones extravagantes, recuerda el estilo de Gaudí, pero la parte trasera sorprende con un diseño diferente, más colorido y curvilíneo. Es una pieza única y poco conocida. 


La Casa Sayrach, ubicada en la calle Enric Granados, es una de las últimas grandes obras del modernismo en Barcelona, construida en 1918 por Manuel Sayrach. A pesar de pertenecer al período posmodernista, presenta detalles modernistas como líneas onduladas, balcones trabajados y un interior con elementos de artesanía exquisitos. A menudo pasa desapercibida, pero es un ejemplo refinado de la transición hacia el novecentismo. 


La Casa Ramos, situada en la plaza Lesseps y obra de Jaume Torres i Grau (1906), es un ejemplo elegante y sobrio del modernismo. El edificio destaca por sus fachadas decoradas con cerámica vidriada y formas florales que enfatizan la armonía con la naturaleza. Aunque no es tan popular como otros edificios modernistas, es una joya discreta que merece ser descubierta

La Casa Cuadros

A finales del siglo XIX Bruno Cuadros, un popular comerciante de abanicos, paraguas y pañuelos, decidió dar personalidad propia al negocio que tenía en La Rambla. Por ello encargó al arquitecto Josep Vilaseca i Casanoves la decoración de la fachada del edificio. Explican que acababa de regresar de un viaje a Japón y que se inspiró en el arte oriental para diseñar uno de los edificios más originales de Las Ramblas. Es reconocible por su enorme dragón, guardián de la zona desde 1883. 

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